De cómo me fracturé la muñeca, a cómo gané 100 dólares.

Parece que cada semana que pasa estoy más ocupado que la anterior, y no tengo nada de tiempo para dedicárselo al blog. De todos modos, siempre tengo que aprovechar ratos como el de ahora para seguiros contando cómo me va la vida.

La primera noticia desafortunadamente es mala: hace un par de semanas, el equipo de baloncesto jugaba en Mosinee, una ciudad del tamaño de Medford a 1h escasa de distancia. Medford y Mosinee se odian a muerte y era de esperar un partido bastante agresivo. El caso es que, cómo no, el que se iba a hacer daño sería el extranjero, o sea, yo. En una jugada bastante estúpida, me empujaron por detrás y caí sobre mis muñecas. En un primer momento pensé que sería un esguince o cualquier cosa, pero como me seguía doliendo la muñeca fui al hospital. En el hospital, después de hacer Rayos X, me comunicaron que tenía una fractura en la parte final del radio. 

La enfermera me trajo a la consulta una paleta de colores y me preguntó cuál me gustaba. No os voy a engañar estaba algo confuso y le tuve que contestar que para qué eran esos colores. Resulta que esa era toda la variedad de colores que podía elegir para mi escayola. Yo creía que todas las escayolas eran blancas, pero no, estaba equivocado. Tras unos minutos de deliberación (en los que se me pasó por la cabeza ponerme una escayola fosforita) decidí no arriesgarme y elegí la Navy Blue.

Ya se me había olvidado lo que era llevar escayola, pero la verdad es que no he tenido ningun problema y no me impide hacer nada. El único coñazo de tener que ducharme con una bolsa de plástico en el brazo.

Llevo con ella 2 semanas y la buena noticia es que el próximo Jueves ya que la quitan, así que estoy muy contento.

Ya puedo decir: experiencia escayola americana, superada [ ✔]

Justo el día siguiente a la fractura era Winter Carnival, una semana casi igual a Homecoming y que terminaba con el baile a la noche. La escayola ni se nota debajo de la manga así que allá me fui, a bailar un rato con los de clase. No tengo mucho que añadir sobre el baile, fue prácticamente igual que el baile de Otoño, la única diferencia es que la gente iba bastante más formal, y que no teníamos al DJ octogenario.

La semana siguiente pasó con normalidad, excepto que me cambié de un par de clases: salté de Algebra b a Algebra II, y el cambio se nota, el primer día estuve algo perdido pero ahora ya me entero de todo. Y el segundo cambio fue que me quité de entrepreneurship, clase para jóvenes empresarios (ya que había estudiado prácticamente lo mismo en la clase de Marketing) y me metí en Sociology, que es estudiar las diferentes culturas. Mañana lunes tengo exámen sobre los Amish y el martes viene uno de ellos a darnos una charla.

El pasado fin de semana, el entrenador de baloncesto nos ofreció ir todos juntos a UW-Stout, una universidad pequeña de Wisconsin de Division III.  Y allá fuimos el Sábado, 9 personas divididas entre dos furgonetas. Fuimos todo el viaje durmiendo como marmotas.

Una vez llegamos allí, dimos una vuelta por el campus y nos fuimos a la cancha donde jugaban los Blue Devils. Una pista antigua pero la verdad que muy bonita.

Una vez entramos, nos ofrecieron cubrir unos papelillos para un concurso al descanso del partido y allá fuimos todos a  anotarnos.

Cuando los jugadores se fueron a los vestuarios, los de megafonía empezaron a llamar a los 10 participantes del concurso (entre ellos, mi amigo Jake y yo...).

De repente las luces se apagan y las pantallas se iluminan, vienen el animador y la mascota corriendo y gritan: And now... The Half-Court Shot Contest!!!!

Las normas eran las siguientes, se clasificaban los 5 primeros que consiguieran encestar un triple, y los cinco ganadores, tenían una oportunidad para encestar un tiro desde medio campo para ganar $100.

Jake metió el triple a la primera pero a mí me costó un poco más con la escayola. Al final ambos nos conseguimos clasificar para el tiro final pero yo no tenía mucha confianza en mi mismo. El animador nos empezó a presentar a cada uno de los finalistas y me ofreció a mí ser el primero... mis amigos en la grada ya se reían mientras me iba hacia el círculo central para intentar encestar. 

Pues cogí un poco de carrerilla y lanzé... un lanzamiento tan limpio y perfecto que entró sin tocar el aro. Toda la gente en la grada se volvió loca y yo me quedé perplejo. Lo siguiente que noté fue una masa de universitarios placandome y gritandome al oído mientras me aplastaban en el suelo. A todo esto, nadie se había dado cuenta de que llevaba escayola. Después de un rato y tras recuperar la respiración, el animador me "entrevistó" delante de todo el mundo y me entregó el premio. El único fallo fue que pensaba que el premio era en metálico, pero no, como el pratrocinador del concurso era Burger King, el premio era una tarjeta regalo con $100 para gastarlos en el Burger King. Por lo menos es algo.

Mis amigos empezaron a contar todo por las redes sociales y la verdad fue que al día siguiente en el instituto todo el mundo me hablaba sobre los $100.

Fotos tomadas por la Universidad

Aún tengo que enviarle un correo a UW-Stout para ver si tienen grabado ese momento, con tantas cámaras que tenían, mal será.

Otro de los días, la familia anfitriona de una de las estuadiantes de intercambio, nos invitó a los 4 extranjeros a ir a Eau Claire, una ciudad bastante más grande que Medford para pasar el día. Nos pasamos todo el día en centros comerciales (bastante más grandes que los españoles por cierto) y terminamos llendo a la bolera. Os dejo algunas fotos también:

Con María, de Colombia

Con Khristyna, de Ucrania

Un día completo

Cambiando de tema, una de los mejores (o peores, según el punto de vista) que tiene los Estados Unidos es la comida. La comida está muy buena pero es una porquería. Como algunos sabréis, a mí las patatas fritas nunca me hicieron mucha gracia, no es algo que coma a diario, pero sin embargo la comida japonesa me chifla, y era algo que en ocasiones especiales me encantaba. Pues hace unos días, descubrí una de estas porquerías americanas: las patatas fritas con sabor a wasabi y jengibre. Una porquería pero una porquería deliciosa que nunca falta como aperitivo en clase.

Y para terminar, decir que sigue haciendo bastante frío (no tanto) pero fresquillo si que está el tiempo. Ahora estamos a -22°C y sigue nevando.

También he hecho un nuevo muñeco de nieve... lo hemos bautizado como Cliff.

Cliff es casi igual de alto que yo

Y esto es todo por ahora. En la siguiente entrada os contaré mi primera experiencia en una iglesia luterana, y cómo, sin saberlo, hize voluntariado. Pero todo esto será en la guiente entrada, es decir, toca esperar un poquito. Un fuerte abrazo a todos desde Wisconsin.